Un golpe gélido desde el Ártico paralizó Europa. Tornados e inundaciones convirtieron vastas regiones de EE. UU. en zonas de desastre. Una ola de vientos huracanados e incendios arrasó Siberia. Muchos están convencidos de que todo esto no es casualidad...
Sobre estos y otros desastres naturales que afectaron a los habitantes del planeta durante la semana del 2 al 8 de abril, vean en este informe.
Algunos hoy ven en la serie de catástrofes la huella de tecnologías: armas climáticas, intervención artificial, la malicia de alguien. La gente busca culpables, esperando que todo se detenga en cuanto quienes supuestamente controlan el clima dejen de presionar botones.
Pero estas catástrofes no son una conspiración ni un castigo. Son el resultado natural de procesos cíclicos que se pueden medir, comprender y predecir. Son datos precisos, confirmados por la ciencia.
Solo cuando los medios de comunicación empiecen a decir la verdad —sin ocultar nada, sin inventar, sin distorsionar, sino tal como es en realidad— y hablen abiertamente de todas las amenazas que son 100 % reales, el mundo civilizado comprenderá rápidamente cuán grave es todo y dirigirá la atención de la sociedad hacia la ciencia. Hacia el apoyo de aquellos científicos que pueden explicar lo que está ocurriendo y son capaces de encontrar una solución.
Nosotros, como humanidad, lo tenemos todo: tecnología, conocimientos, recursos. Solo queda unirlo todo por lo que realmente importa: nuestro futuro.
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